miércoles, 3 de diciembre de 2008

ENTREVISTA

EN COMBI. LA CRUDA REALIDAD QUE SE ESCONDE DETRÁS DEL VOLANTE.

  • La vida y necesidades que suple el trabajo de un cobrador.

Son las tres de la tarde del viernes 28 de noviembre, estoy aquí, en plena avenida Wilson, cansado, hambriento e impaciente por abordar rápidamente el primer coaster, rumbo a casa. El trabajo había sido arduo durante las primeras horas del día. El abatimiento exigía una merecida tregua. Mientras esperaba la “línea 35”, empecé a entablar una amena conversación con Carlos Quispe Panduro. Algo cabizbajo, con la mirada perdida, mientras esperaba a alguien. Un joven de 21 años que trabajaba para la ruta Lima - Chosica. A continuación presentamos el diálogo.

- ¿Por qué trabajar como cobrador si hay otras opciones de trabajo?


Bueno, la falta de trabajo me obligó a venir a trabajar de cobrador. Pero en la época que empecé a trabajar, me pagaban mejor. Y claro, por supuesto mayor cutra. De esta manera si quiera ganamos más pues, aunque sea algunos ripios, pero ya es algo pues hermano. (Risas)

- ¿Qué te parece tu trabajo?

En realidad, no es un trabajo digno para muchos, seguro. Pero la necesidad hermano. Tú sabes. Nos impulsa a trabajar de cualquier cosa, con tal de llevarnos alguna platita a la casa. Además, ahora yo trato de aprovechar las cutras -seamos sinceros pues cuñado- sino de dónde. Imagínate.

- ¿Por qué cuando se amargan o están de mal, tratan mal a los pasajeros, diciendo palabras grotescas y hasta vulgares?

Es que uno vive su mundo pues. Tú sabes. Cutrear, cobrar, hacer más vueltas, ganar más billetes, lisuras y más lisuras. A veces, hay pasajeros espesos, tacaños y problemáticos pues. Ante eso, no me voy a callar, estás loco cuñado. Está bien que sea cobrador, pero no te pases pues, respetos guardan respetos.

-¿Cómo es la relación que existen entre el chofer y el cobrador?

La armonía entre chofer y cobrador hay, de hecho, dependiendo si son patas. Siempre y cuando estén ambos de acuerdo, osea que haya buena cuenta y sobre todo respeto. Pero, en ambos, como te digo hay diferentes modos de trabajar; por ejemplo hay choferes y cobradores que no saben tratarse. Se tratan como si fueran perros y gatos delante del público. Esa nota a veces aburre pues, pero chamba es chamba pues cuñado, tú sabes.

- Una de las principales causas que originan estas peleas, ¿es la desconfianza por el dinero?

La bronca que hay entre el chofer y el cobrador, es porque el chofer desconfía de su cobrador. Por más pata que sea, desconfía siempre. Ellos por su espejo ven cuántos pasajeros suben pues. Cuando tienes 14 personas en la combi, tú estás creyendo que tienes 14 soles, pero dentro de ese grupo, hay universitarios, gente que sube a “china”, osea ya no tienes catorce, sino algo de 10 soles.

- ¿Por qué algunos cobradores no respetan algunas normas, como por ejemplo el pasaje universitario, los asientos reservados?

Pucha cuñado es difícil, algunos cobradores respetan eso. Pero, no todos claro. Es que estamos más preocupados en hacer subir a más gente y también en cobrar. Porque hay gente más “sapa”, que tú sabes hay que estar “moscas”. No es fácil hermano ser cobrador. Aunque no parezca, es estresante, tanta cosa para que al final te ganes un sencillo. Además, hay personas que hacen problema porque los hacemos parar de los asientos reservados. Todo eso es una “nota”. (Risas)

-¿Por qué que hay tantos profesionales que se dedican a ser taxistas? ¿Qué opinas de eso?

Hay muchas personas que tienen su profesión de abogados, ingenieros y trabajan en el transporte, por la misma necesidad ¿no? ¿y qué sucede?. Salen a chambear, no les queda otra. Pero mira, ellos se juntan con otros choferes y se contagian. Ya empiezan a hablar con lisuras y eso pues. Es la realidad cuñado. Por ejemplo yo tengo una chibola. No vivo con su mamá claro, pero igual es plata para mantener a mi “chiquita”, sino de dónde, así como está la situación.

- ¿Has recibido algún curso o charlas sobre “educación o seguridad vial”?

Recuerdo que una vez, pero no he asistido a muchas para ser franco. Además, que yo sepa no todos los cobradores reciben estas charlas. Al menos, en la línea donde trabajo no nos obligan. La municipalidad algunas veces, habla sobre eso cuando nos ponen papeletas. Ahora con eso de las revisiones técnicas, la cosa se pondrá peor. Dicen que todo será más estricto, dicen. No sé de qué hablan en estas charlas, deberían informar más.

- Finalmente, ¿Que haz aprendido de ser cobrador?

(Reflexionando) He aprendido a valorarme a mí mismo. Porque trabajo siquiera. Y valorar al resto pues es decir al pasajero. Es por ellos que los carros se mantienen. Porque si no fuera por ellos, ese carro estaría parado en cuatro ladrillos ¿no? Entonces ¿de dónde sale el billete para pagar el petróleo? ¿de dónde sale para mantener a mi familia? la situación está difícil cuñado. Pero se hace lo que se puede.

Por: Richard Vela Dámaso


Entrevista


CREANDO NUEVAS AVENIDAS


Unos ojos bien abiertos, con los parpados subidos, me mira y me da la seña de que podemos comenzar. ¿Hace uso del transporte público?
Extrañado, pero manteniendo aun los ojos abiertos dice:
Bueno circunstancialmente, cuando mi vehiculo está fallando y dentro de esta espontaneidad, ­no me siento con la comodidad adecuada pues los señores conductores van a una velocidad inadecuada haciendo competencia. Tratando de ganar pasajeros. Esto es una falta de respeto al usuario.


¿Cuáles son las posibles causas para esta conducta?


La cultura que tienen estas personas, puesto que son personas de bajos recursos académicos y que no les fue posible recibir educación.
Otra causa es que vivimos en una sociedad de estrés y cuando este estrés sale a aflorar, hay ciertos enfrentamientos verbales y que a veces terminan en la violencia.
Los vehículos en mal estado no deberían circular, porque va a evitar en cierto punto la contaminación y modernización.
Porque si así sigue se va a desatar un gran caos, ¿Qué vamos a hacer con el millón de unidades que están existiendo actualmente en la gran lima? Va a llegar un momento en el que se va a tuburizar tanto en el que ya no va haber rutas, ni alternas, entonces el gobierno en coordinación con el ministerio de transportes y la municipalidad metropolitana, están viendo la posibilidad de que se solucione.
Es un gran problema social que se está tratando de solucionar, pero con la cultura que tienen los del trasporte público va a ser un poco difícil. Mientras que no se concientice a los conductores y choferes a las mismas empresas, donde no se les educa no se les da la adecuada enseñanza para que nuestra sociedad pueda salir de este caos.


¿Qué alternativas de solución plantearía usted?


Tendrían que formarse escuelas de orientación y de reglas de transito y de etiqueta social en cuanto al trato al público usuario, porque el público es el que genera su fuente de trabajo. Sin ellos no existiría transporte.
En cuanto al público usuario también hay que educarlo de que el conductor y cobrador son personas que se ganan la vida con este trabajo y que merecen respeto.
Bueno todo esto se desata porque vivimos en una sociedad de mucho estrés y cuando este estrés sale a aflorar hay ciertos enfrentamientos verbales y que a veces terminan en la violencia.
Entonces ¡Reeducar! ahí está la clave.
Dentro del trato al usuario está la seguridad del pasajero así que una de las alternativas que apunta a lo correcto, son las revisiones técnicas. Deben estar en buen estado de conservación porque en caso contrario se estaría atentando contra la visa del público usuario.
De acuerdo con los medios de comunicación, diariamente se puede ver en las portadas de los diarios, accidentes de tránsito y debido a las fallas mecánicas que tienen estos vehículos obsoletos y que no han sido actualizados y no tienen los repuestos para poder ser reparados.


¿Usted ha hecho uso del trasporte público?


Circunstancialmente lo uso, pero mayormente me desplazo en vehículo propio. Bueno dentro de esa espontaneidad que utilizo el transporte público, no me siento cómodo, pues los choferes son tan irresponsables que se atreven a hacer carreras con sus semejantes. Tratando de ganar pasajeros y esto es un maltrato al público, una falta de respeto.
Soluciones
En el sentido de mejorar el trato de estos conductores, tendrían que crearse escuelas de orientación vial de reglas de tránsito y de etiqueta social para mejorar el trato al público, pues sin ellos los transportistas no tendrían trabajo.
En cuanto al público se deberían hacer campañas. Educarlos y que ellos sean concientizados de que el cobrador y el conductor son trabajadores que les están brindando un servicio y no deberían ser agredidos.
En conclusión entonces debemos Reeducar.
Educar aunque sea difícil. Usando volantes banners todo lo que esté al alcance para hacerlo. Que el congreso cree proyectos para solucionar este problema social.
Desde las autoridades deben dar el ejemplo para cambiar conductas. Porque ellos son los llamados a dar el ejemplo.

¿Cuál es el mensaje que usted deja al usuario?


A los usuarios Respetar el trabajo de los transportistas. Y estar atentos a que carros suben porque subirse a un carro es un pasaporte a la muerte.
A los conductores que descansen. No arriesgar la vida de los demás. Cumplir con las reglas de transito. Porque la vida es lo más sagrado
Y a los cobradores que se culturicen, que su objetivo no sea llenar carros, que pasen un examen psicológico. Sobre todo auto-educarse para surgir como país.

Por: Lesly Mori Alva

NOTA INFORMATIVA
EL PERÚ CARECE DE EDUCACIÓN VIAL
  • Problema cada vez más alarmante en nuestro país.
En la actualidad, el tránsito y transporte terrestre en el Perú atraviesa una época de severa crisis que se muestra caótica, motivada por el crecimiento poblacional, el incremento del parque automotor, la deficiente red vial, la falta de información y la carencia de educación vial. Frente a este problema, tres personas relacionadas al tema se pronunciaron.

Luis Quispe Candia, director de la ONG “Luz Ámbar”, institución que promueve la cultura vial. Aseguró que antes de hablar sobre los factores causantes de los innumerables accidentes de tránsito, es necesario saber qué es la educación vial. “Es utilizar la vía y los medios de transporte en forma racional y responsable”, expresó Quispe para agregar que de esta manera el índice de accidentes en el país disminuiría y habría más orden en la ciudad.
Por su parte, David Quintana, secretario general de la Federación de Choferes del Perú (FECHOP) recalcó el compromiso que tienen las diferentes empresas de transporte en el tema de la seguridad vial. Sin embargo, aseveró que no todos los transportistas reciben capacitaciones de educación vial y si lo hacen es de forma obligatoria. “La Municipalidad de Lima impone estas charlas; la autoridad municipal no existe para el control del transporte urbano. Por eso ha sido todo un fracaso”, afirmó enfáticamente.

NECESIDAD URGENTE

El 60 por ciento de los accidentes de tránsito registrados en el país ocurren en Lima, donde 342 personas fallecieron por esta causa hasta junio de este año. Según lo revela un informe recientemente presentado por la Defensoría del Pueblo. De acuerdo a estas cifras, Walter Sanabria, gerente general de la empresa TURBO GAS saludó la iniciativa de las instituciones que se han sumado a la campaña de conciencia ciudadana por la educación vial. “No olvidemos que en países adelantados con educación vial también suceden accidentes, esto se convierte más en un problema de actitud”, manifestó.
Por último, Luis Quispe Candia, hizo un llamado a la población para tomar más conciencia sobre este problema. “En tanto no se asuman medias de fondo con responsabilidad, se irán incrementando los accidentes de tránsito y los problemas en el sector de transportes de nuestro país”, puntualizó. Para finalizar diciendo que la educación vial no sólo recae en los transportistas o las autoridades, sino en la población en general.
Por: Richard Vela Dámaso

COLUMNA DE OPINIÓN

Poder es querer

Uno de los problemas más incómodos que día a día afecta a la sociedad de la ciudad de Lima, es el transporte público.
Simplemente, con el hecho de que seas el pasajero de una combi, un ómnibus o taxi, tienes que enfrentar el caos vehicular, donde cada conductor quiere ganar un minuto más para llegar a su paradero, los que viven en la anomía peatonal, donde cada cual cruza la pista cuando quiere y donde se le ocurra, donde no hay semáforo ni policía.

Yo creo que los problemas lo generamos todos y el gran caos que se vive en estos días es causa de nuestras propias imprudencias y la falta de cultura en materia de trasporte. Si se está realizando algunas capacitaciones para evitar los accidentes de tránsito, también se debería ver el trabajo que realizan las empresas de transporte público y obligar a que se tomen la responsabilidad de implementar seguridad y comodidad en el trato con los pasajeros.

Para mí, el lugar que refleja la cultura peruana, es mirar un momento la avenida Abancay y ver lo que sucede, cómo se comportan los conductores y cobradores de transporte público. Entre ellos también los pasajeros de las unidades móviles. En ese lugar todos hacen lo que quieren. Las leyes y normas no existen. Porque si sucede algo malo, si el cobrador faltó el respeto a alguna persona o viceversa, no hay una autoridad de seguridad cerca para que pueda solucionar el problema.

El que tiene el trato directo con las personas es el cobrador, por ende debería ser una persona capacitada, respetuosa y que sepa comportarse de una manera decorosa ante los usuarios del ómnibus. Y la tarea más difícil la debe asumir los dueños de los transportes. Que cada uno de ellos seleccione a sus conductores y cobradores que se desempeñarán en su empresa.

¿Quién no ha subido a una combi y ha tenido que aguantar todo el recorrido la música a todo volumen que pone el chofer? Lo malo no es la música, pues al fin y al cabo se la puede aguantar. Lo incómodo es el volumen que le ponen, es desesperante en momentos. Baja una persona, el cobrador dice: _Baja. El chofer no escucha nada por el volumen de la música y se pasa dos cuadras y provoca que el pasajero le diga su vida y mande algunos saludos para su familia, especialmente a la madre del chofer y de paso del cobrador. ¿Es que no hay una ley que restrinja este abuso? Sube a cantar un niño y no se le escucha nada por la música. A veces te llaman por el celular, es una persona importante y te pregunta: _¿Estás en una fiesta? A lo que respondemos: _No, estoy en la combi. Creo que se debe poner un alto a tantos abusos de parte de los transportistas. Pero no solo depende de ellos, sino de nosotros mismos, a veces miramos al cobrador como un muerto de hambre o ni lo miramos al darle nuestro pasaje. ¿Se han puesto a pensar en todo lo que siente aquel cobrador? Tiene que llevar la comida a su hogar, necesita ese trabajo, si pudiera tener otro mejor, lo haría. En nuestra Lima y Perú de hoy, es necesario tener combis con su chofer y cobrador. Alguien tiene que tomar su lugar.
Cuando todos los peruanos iniciemos el camino del cambio, será cuando logremos ser una sociedad ordenada, para que juntos superemos todo los desaires que nos generan las famosísimas combis de transporte público en el Perú. Ese día seremos una sociedad civilizada. Hasta entonces debemos seguir viviendo con el malestar diario y soñando con un futuro en el que el servicio será automatizado. Y si no te gustan las combis, cómprate un carro o toma un taxi. Si quieres que el servicio de transporte mejore, empieza mejorando tú y trata mejor a las personas que te brindan un servicio. El cambio empieza por uno mismo.

Por: Mabel Alvarado
Adaptación: Neal Gutiérrez
Entrevista
Un ángel al Timón

“No todo está perdido, la situación puede mejorar cada día. Si todos lo que trabajamos en el transporte público ponemos un pequeño esfuerzo mientras nos desempeñamos laboralmente” Fueron las palabras de Simión Suarez Goicochea, tiene 10 años de experiencia como conductor de ómnibus. Es natural de Jaen, departamento de Cajamarca. Vino a Lima a los 22 años de edad con el sueño de seguir estudiando, pero la situación fue difícil y sus planes cambiaron; hoy tiene 34 años es de contextura delgada, trigueño , 1.55 de estatura , en estos momentos el se encuentra sentado en medio de un bosque de computadoras en reposo que hacen su cola para poder funcionar, sus ojos negros y la mirada risueña me dicen que estoy frente a una persona en la que puedo confiar , el luce el cabello lacio y corto, una casaca drill color marrón, pantalón verde petróleo y aún lleva puesto la camisa verde que es el uniforme de la empresa donde hizo realidad su sueño de niño, el de manejar un carro y tener las manos en el timón. El lugar donde estábamos era pequeño y el tiempo parecía pasar volando mientras él me contaba por que le gusta su trabajo.

-Mi trabajo me encanta. Desde niño me gustaba el hecho de alucinar que estaba manejando. Y ahora me encanta estar realizándolo. Movilizando una unidad vehicular. Llevando gente de acá para allá y que ellos confíen su vida en mis manos. Me encanta.
Aún recuerdo que cuando era pequeñito me gustaba jugar con los carritos y cuando cabalgaba en los caballos de mi tío, con la soga de los caballos hacía como si fuera el timón del carro, guiándole de una lado al otro. Era mi juego favorito. Ahora que estoy conduciendo siento que aún estoy jugando porque me divierte mucho.

Al terminar de contar este párrafo se conmovió mucho, porque había revivido los momentos más hermosos de su niñez, momentos que su mente y corazón capturaron y cada vez que piensa en ello se llena de nostalgia, sus ojos se llenan de lágrimas porque esos momentos ya no volverán.
Mientras seguíamos conversando le pedí que me cuente alguna experiencia de trabajo, algún que le hizo renegar, en ese momento su semblante cambió e inmediatamente empezó.



-Hay una ocasión que me fue muy mal durante el día, no había recogido pasajeros, el carro estaba vacío y en eso vi a un señor con su hija en un lugar donde no era el paradero, yo para ganar esos pasajeros lo recogí y el policía me vio. Me puso una papeleta de 140 soles y me quitó la licencia de conducir por tres días. Eso si me dolió.



En ese momento su rostro reflejaba coraje, porque sentía que había cometido un abuso con su persona, estaba furioso y empezó a contarme lo que le molesta de las autoridades de transporte público.



-Lo que me molesta es el abuso que cometen los inspectores de tránsito urbano y algunos policías, - ¿En qué sentido? - por ejemplo, estamos trabajando tranquilamente y en un paradero prohibido está un niño y un anciano, por bueno lo recoges para que no siga esperando más tiempo. Más adelante a dos cuadras como si fuera un asaltante sale donde estaba escondido el inspector y te pone una papeleta de 350 soles. Ahora juntamente con el inspector está el policía esperando que algún incauto caiga en la trampa, y si no quieren dar lo que les piden les ponen la respectiva papeleta, yo a eso lo considero un asalto.



Su rostro estaba ruborizado al hablar de los abusos que cometen las autoridades en el transporte público y cuando le pregunte lo que opinaba del trabajo que desempeñan la policía femenina, sus ojos brillaron de gozo y orgullo y empezó la historia.

-Estaba cruzando la pista mientras miraba que en un paradero prohibido había mucha gente esperando su carro, en ese instante la policía que estaba con su silbato se les acercó y les indicó el paradero correcto, esa actitud de la policía me pareció muy buena ya que otros hacen lo contrario, esperan el momento para aprovecharse de la situación, lo que deberían hacer es educar a la sociedad, con tan solo decirles que ese no es el paradero correcto yo creo que estarían colaborando con la educación de la población.

Ya más calmado, después de haber reflexionado un poco y cambiando de tema me comentó de los pasajeros que no le conviene recoger.


-Hay horas que son exclusivas. “Hora Punta”. Donde hay bastante escolar, veo que mis compañeros no los recogen por que no les conviene, prefieren llevar a personas adultas que si pagan el pasaje completo. En mi caso, soy honesto, tengo mi familia y nunca olvido que un día fui niño, así que los recojo porque no me gustaría que estén esperando mucho tiempo.
Los pasajeros que no me gusta recoger son las de contextura gruesa, por que se paran en el pasadizo y no dejan avanzar a los demás, la verdad que no me conviene recogerlos,- y alguna experiencia con ese tipo de personas-, En el paradero los parques de Huertos de Manchay hay un señor muy conocido por su contextura , él todo los días va a trabajar a las 6.30 am, los carros pasan llenos de escolares y nadie le recoge , entonces lo que él hace es tomar el carro en sentido contrario con dirección al paradero inicial de nuestra empresa y desde allí viene cómodamente sentado hasta el lugar de su trabajo por el Ovalo de Santa Anita. Para él es un caso difícil, pero sabe cómo darle la espalda al problema.

Entre risas por la experiencia que estaba relatando, le pregunté cómo reacciona cuando un pasajero se le pone faltoso.


-Lo que yo hago es humillarme y aunque no tengo la culpa tengo que pedir disculpas por que es la mejor manera de apagar el problema, si me pongo a discutir corro el riesgo de ser agredido físicamente o me denuncien ya que los policías están a la espera de que el conductor sea denunciado, lo que significa dinero o papeleta. -¿Has sufrido alguna agresión? -Sí, varias veces, especialmente de pasajeros, es que cuando corres un poco se molestan, vas lento se molestan la verdad es que hay personas a las que no se les puede entender. Tenemos que saber manejar el equilibrio pero aún cuando queremos dar lo mejor, los pasajeros responden mal. Si ellos cometen abusos contra el chofer o cobrador, nosotros no tenemos defensa de nada.

El se encontraba un poco alterado, miraba de un lado para el otro porque le molesta el hecho de que todos se aprovechen de la situación y beneficiándome del momento le pregunte, qué es lo que le molesta más durante su trabajo.
Aún alterado me contesto tajante.



- El cobrador, porque no tiene una formación de valores y lo que ellos hacen es asegurarse económicamente, por ejemplo, si en una vuelta hacemos 90 soles, el cobrador está entregando 80 soles, son 10 soles que se está apropiando aparte de su sueldo y alimentación; también me hace renegar la forma como él trata con los pasajeros, la forma de llamar, porque quien tiene el trato directo con el pasajero no es el conductor sino el cobrador y lamentablemente las consecuencias del mal trato de ellos lo asumimos nosotros los conductores.

Mi entrevistado se encontraba un poco nervioso y molesto al recordar lo que le sucedió por culpa de su irrespetuoso cobrador, así que le pregunté el perfil para su cobrador ideal.


-Me gustaría que mi cobrador sea honesto y tenga un buen trato, que se exprese bien y que tenga la capacidad de explicarles a los pasajeros que no conocen su lugar de destino, qué carro deben tomar y cómo llegar. También me gustaría que sepa cobrar, no me conviene que no cobre al pasajero, porque así nos perjudicamos ambos.

Tenía razón, un cobrador honesto es lo que todo chofer pediría, no aquellos cobradores que sacan su “tajada” y perjudican la labor del chofer. Valiéndome de esto tuve la osadía de preguntar cuánto gana en un día de trabajo.


-Es relativo, según la producción, pero generalmente 60 – 75 soles diarios, hay ocasiones en las que no ganamos ni un céntimo, porque el carro se malogró o porque el policía nos detuvo. También estamos expuestos a los asaltos, nos quitan las cosas del carro y el dinero recaudado.

Me sorprendí al saber todo lo que pasan estos señores, me puse a pensar en todas las veces que había rabiado contra el cobrador, incluso con el chofer. Ahora lo pensaré un poco antes de hacerlo. Pero, me intrigó saber si de verdad amaba esta ocupación y le pregunté, -¿Si le ofrecieran la oportunidad de tener otro trabajo con el mismo sueldo o mejor del que gana ahora, lo aceptaría?


_No. No creo que lo aceptaría, a mí me gusta trabajar de una manera independiente y en este trabajo me siento así, laboro los días que yo decido. Si tuviera otro trabajo, tendría que estar sometido a alguien y no me gusta, prefiero mil veces ser independiente y seguir en el transporte público. Con lo que soñé desde niño.

Por Mabel Alvarado Carrión

jueves, 20 de noviembre de 2008

Super Combi Magic Stick

Crónica

Habla, ¿Vas?

A ver sube, sube, todo Lima, todo Grau, amigo vía expresa, ¿Grau, Grau? Habla, ¿vas? Sube subiendo. Golpea el chasis de la combi y dice: ¡Pisa!
Así inicia mi recorrido desde Ñaña hasta la Vía expresa de Grau. Subo a la combi y un ambiente indiferente me rodea, la música a todo volumen, la típica cumbia, el chofer conduciendo al ritmo del grupo 5. Busco con la mirada algún asiento vacío, encuentro uno en la parte posterior. Me siento. A mi lado una señora de cabello teñido, ojos grandes y negros, piel blanca, de unos 35 años, me pregunta: ¿Tienes hora? – ¿Le molestaría decir por favor?, dije en mi mente. Las 4:50, contesté. Empezaba a ofuscarme un poco.
Todo Lima, todo Grau, Arica, Venezuela, Faucett. Caballero, ¿va? Suba con cuidado, ¡dale! ¿Caballero? ¿Suba con cuidado? ¿Es este el verdadero trato de los cobradores de combi? Parecía que este era una excepción, no por mucho tiempo. Pasajes, pagando con sencillo por favor. Caballero, pasaje, ¿a dónde va? Falta cincuenta señor - ¿Dónde quedó el caballero? – Así es mi tarifa señor, - ¡Me bajo! Contesta el señor. Bájate pe’. ¡Ya baja, baja! La combi frena de golpe, el señor está bajando y el cobrador dice: pie derecho, pie derecho. ¡Pisa! Y cierra la puerta de golpe. Salió el cobrador del que todos se quejan y yo que pensé que este era la excepción.
¿Quién no se ha molestado con alguno de estos? ¿Quién no les ha dicho alguna grosería? ¿Quién no ha querido descargar toda su furia en ellos? ¿Quién no ha querido pelearse con ellos? La realidad es que la mayoría de los cobradores de combis, por no decir todos, tratan mal a las personas. Aunque existen varios tipos de cobradores. Está el cobrador flaco, distraído, que parece que te habla al oído, el que evita entrar en conflictos porque si se pone fea la cosa, sabe que sale perdiendo y con creces. Está el cobrador de avanzada edad, gordo, malhumorado, de expresión resignada, que ante cualquier conflicto te dice: “tranquilo señor, por favor, respete mi trabajo” Tenemos al cobrador joven, el palomilla, el que se las sabe todas, que cuando te cobra pasaje no te mira a los ojos, se exalta rápido, está saliendo de la adolescencia y eso aún pesa en él. Por último, el cobrador “rehabilitado” el ex pandillero, ex recluso de “Luri”, ex carterista, ex barrista, el que ante algún conflicto, cierra la puerta y te dice: ¿Qué pasa compare? Y te lo digo por experiencia, no es bueno intentar hacer algo. A pesar de todo esto, si la cosa se pone brava en cualquiera de los casos, el chofer intervendrá.
Estoy por Ceres, Vitarte, la combi avanza lentamente y producto de eso empieza a cascabelear. Sorprendentemente no me habían cobrado pasaje aún. La señora teñida seguía a mi lado y la combi estaba llena. - A ver avance señorita, al fondo hay espacio, amigo avanza pe’ tienes espacio ahí. No había lugar para avanzar. ¿Por qué mejor no sacan todos los asientos y hacen que los pasajeros vallan parados? Ganarían más.

Gajes del oficio

Llegamos al óvalo de Santa Anita, bajó la señora que estaba a mi lado। Tenía que compartir el asiento con un señor de piel morena, alto, de contextura gruesa, que se sentó inmediatamente después que la señora se levantó, para que otra persona no le ganase el asiento. Dirigí mi mirada hacia el cobrador, tenía otro semblante, era más atento a las cosas que sucedían a su alrededor, visionaba mejor a los posibles pasajeros, como León buscando su presa, el auto frenó de golpe. Casi se pasa la luz roja. Quedó en medio de la línea peatonal, un oficial de la policía se acercó. Volteó el Chofer y miró con mucha cólera al cobrador, ¿por qué no cierras la puerta? Le dijo. Oe no jodas, mira dónde te has cuadrao’. Contestó el cobrador. Después de casi 5 minutos regresó el chofer, se puso su cinturón de seguridad y como un lobo liberado pisó a fondo el acelerador, ahora se había cargado con una papeleta, probablemente una más en su larga lista. Nada lo detenía, seguía su rumbo, no quiso recoger a ningún pasajero. El cobrador resignado, la gente conforme, llegarían más rápido a su lugar de destino. Parecía que llegaría rápido cuando escuché: ¡¡YERBATEROS BAJA!! Era el señor moreno de mi lado, el cobrador se hizo de los oídos sordos, mal por él. -¡BAJA! ¡¿NO ESCUCHAS?!. El cobrador quedó turulato, no sabía que decir, mucho menos qué hacer, la combi frenó y demoró en hacerlo, salió a la luz la típica frase: -“paras donde te da la gana”. Fue ahí donde el cobrador cometió el error que le costó un puñete en la cara, dijo: -“Sereno moreno”. ERROR, a penas dijo eso se escuchó un fuerte golpe, era el cobrador que había sido lanzado hacia la puerta, no le quedó otra que abrirla y bajó el señor. El chofer le preguntó: -¿Te dolió?- Soltando una carcajada. –Eso es para que no te burles de las personas y para que cierres la puerta- Siguió riéndose, pero ahora acompañado de todas las personas, incluyéndome. No me quería reír, pero ver al cobrador, avergonzado, ruborizado, tocándose la nariz, sobándose la espalda. Fue muy gracioso. El chofer empezó a ir más despacio, parecía que había tomado conciencia y no quería pasar por lo mismo del cobrador.

Una viveza la comete cualquiera

Entraba a la vía expresa de Grau y mi viaje estaba por terminar, me sentía bien, le habían dado su merecido al cobrador. Miraba las ventanas de emergencia mientras imaginaba un choque y preveía como usarlas. Estaba viendo por última vez la combi. Los asientos con pintas que algún desadaptado hizo. Algunos stickers rasgados y otros manteniéndose en un medio de transporte masivo que, al ritmo de cumbia, ahora el grupo América, recorría las calles de Lima. Empecé a sentir un poco de nostalgia, no sabía por qué, pero lo sentía. No me habían cobrado pasaje, algo extraño. Me paré, -Abancay- Dije. Abancay baja, anunció el cobrador, pasaje amigo. Me quedé en silencio un momento muy breve, dudé, pero dije: ya te pagué. En una ocasión me habían cobrado de más, alguna vez tenía que ganar yo, dije en mi mente. ¿Dónde está tu boleto? Me preguntó, metí la mano al bolsillo y dije: No lo sé, debe estar allá en mi asiento. Bajé y me sentí mucho mejor. Había ahorrado dos soles cincuenta. No había llevado mi carné de medio pasaje. Crucé rápidamente, no quería ser asaltado.
Chosica, Ñaña, Ceres, Vitarte. Habla ¿Vas? Sube, sube. ¡Pisa! Ahora tenía que regresar, y se me viene la pregunta: ¿Ocurrirá lo mismo que en la otra combi? Y tú, Habla ¿Vas?

Por: Neal Gutiérrez Calagua